Falta coraje político, dijo Antonio Guterres en la COP30, y calificó de «negligencia mortal» la falta de acción climática

António Guterres en la COP30 en Belém, Brasil

La dura verdad es que hemos fallado en garantizar que nos mantengamos por debajo de 1,5 °C. La ciencia ahora nos dice que un sobrepaso temporal del límite de 1,5 °C, a más tardar a inicios de la década de 2030, es inevitable.

Este jueves 6 de noviembre, comenzó oficialmente la COP30 de Cambio Climático que se realiza en Brasil. Fue con la Cumbre de Líderes que, si bien suele realizarse durante las semanas de negociaciones climáticas, en este caso se hizo antes para alivianar la carga que ya soporta la pequeña ciudad amazónica de Belém do Pará. Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, fue uno de los primeros oradores.

Tres puntos clave de lo que dijo Antonio Guterres en la COP30

  1. Señaló una vez más la falta de coraje político a la hora de tomar las acciones necesarias para enfrentar la crisis climática (no es la primera vez que lo hace) y dijo que «demasiadas personas pierden la esperanza de que sus líderes actúen».
  2. Delante de Lula da Silva, y solo pocas semanas después de que el gobierno de Brasil aprobara la exploración en busca de petróleo y gas en la desembocadura del Amazonas, Guterres fue explícito: «He sido consistente en oponerme a nuevas plantas de carbón o a la exploración y expansión de combustibles fósiles».
  3. El jefe de la ONU remarcó que, para él, ya no es tiempo de seguir negociando, sino que es tiempo de «implementación, implementación, implementación» y calificó la falta de acción como una «negligencia mortal».

Aquí el discurso de Antonio Guterres en la COP30 en video

Aquí el texto del discurso de Antonio Guterres en la COP30

La dura verdad es que hemos fallado en garantizar que nos mantengamos por debajo de 1,5 °C. La ciencia ahora nos dice que un sobrepaso temporal del límite de 1,5 °C, a más tardar a inicios de la década de 2030, es inevitable. Necesitamos un cambio de paradigma para limitar la magnitud y la duración de ese sobrepaso y reducirlo rápidamente. Incluso un sobrepaso promedio temporal tendrá consecuencias dramáticas: puede empujar a los ecosistemas más allá de puntos de no retorno, exponer a miles de millones de personas a condiciones inhabitables y amplificar las amenazas a la paz y la seguridad. Cada fracción de grado implica más hambre, desplazamiento y pérdidas, especialmente para quienes menos responsabilidad tienen. Esto es un fracaso moral y una negligencia mortal.

Sí, las nuevas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) representan un progreso, pero aún están muy por debajo de lo necesario. Incluso si se implementaran por completo, nos pondrían en una trayectoria muy por encima de los 2 °C de calentamiento global.

Mientras tanto, la crisis climática se acelera. Incendios forestales sin precedentes, inundaciones mortales, supertormentas que destrozan vidas, economías y décadas de avances. El año pasado, las emisiones alcanzaron otro máximo histórico. Y hoy vimos cómo la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que las emisiones siguen aumentando este año.

Seamos claros: el límite de 1,5 °C es una línea roja para la humanidad. Debe mantenerse al alcance. Y la ciencia también nos dice que aún es posible. Si actuamos ahora, con rapidez y a gran escala, podemos hacer que el sobrepaso sea lo más pequeño, breve y seguro posible, y volver a bajar la temperatura por debajo de 1,5 °C antes de que termine el siglo.

Pequeño, alcanzando el pico de emisiones mundiales de inmediato, recortándolas profundamente en esta década, acelerando la eliminación de los combustibles fósiles, reduciendo drásticamente el metano y protegiendo bosques y océanos, los grandes sumideros de carbono de la naturaleza.

Breve, logrando emisiones netas cero a nivel global para 2050 y avanzando con rapidez hacia emisiones netas negativas después.

Seguro, aumentando drásticamente las inversiones en adaptación y resiliencia, y garantizando sistemas de alerta temprana para todos en 2027.

Ya no es tiempo de negociación, es tiempo de implementación, implementación, implementación

Antonio Guterres en la COP30

Naciones Unidas no renunciará al objetivo de 1,5 °C porque otra verdad es evidente: nunca estuvimos mejor equipados para responder. Una revolución de la energía limpia ya está en marcha. Solar y eólica son hoy las fuentes de electricidad más baratas y las de crecimiento más rápido de la historia. El año pasado, casi toda la nueva capacidad eléctrica provino de renovables.

La economía de la energía limpia está creando empleo y promoviendo el desarrollo. Está reconfigurando la geopolítica, aportando seguridad energética y estabilidad de precios, y está conectando a millones de personas a energía limpia y asequible por primera vez.

La economía cambió en 2024: los inversores destinaron 2 billones de dólares a energía limpia, 800 mil millones más que a los combustibles fósiles. La energía limpia gana en precio, desempeño y potencial, ofreciendo soluciones para transformar nuestras economías y proteger a nuestras poblaciones.

¿Qué falta? Coraje político.

Los combustibles fósiles aún reciben subsidios enormes con dinero de los contribuyentes. Demasiadas corporaciones obtienen beneficios récord de la devastación climática, gastando miles de millones en lobby, desinformación y obstrucción del progreso. Y demasiados líderes siguen cautivos de esos intereses arraigados. Demasiados países carecen de recursos para adaptarse y están excluidos de la transición energética limpia. Demasiadas personas pierden la esperanza de que sus líderes actúen.

Debemos movernos más rápido y juntos. Esta COP debe encender una década de aceleración y cumplimiento.

Primero: los países deben acordar un plan de respuesta audaz y creíble para cerrar la brecha de ambición de las NDC y alinearse con 1,5 °C. El principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas se aplica, pero no debe ser excusa para que ningún país eluda su parte justa.

Esto implica impulsar a gran escala las renovables, la electrificación y la eficiencia energética; construir redes eléctricas modernas y almacenamiento a gran escala; detener y revertir la deforestación para 2030; reducir las emisiones de metano y establecer cronogramas de salida del carbón alineados con 1,5 °C a corto plazo. He sido consistente en oponerme a nuevas plantas de carbón o a la exploración y expansión de combustibles fósiles.

Belém - El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y el secretario general de ONU, Antonio Guterres, asisten a la apertura de la Sesión Plenaria General de Líderes durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 30. Foto: Isabel B./COP30
Belém – El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y el secretario general de ONU, Antonio Guterres, en la Sesión Plenaria General de Líderes durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 30. Foto: Isabel B./COP30

En la COP28 de Dubái, los países se comprometieron a transitar fuera de los combustibles fósiles. No más greenwashing ni resquicios. Debemos convertir ese compromiso en acción, apoyando a los países en desarrollo de ingresos bajos y medios que dependen en gran medida de los fósiles. Y debemos desmantelar barreras estructurales y crear condiciones para que los países en desarrollo cumplan y superen sus NDC. Las políticas comerciales y de inversión deben respaldar la ambición climática, no socavarla.

Segundo: debemos demostrar una ruta clara y creíble para alcanzar 1,3 billones de dólares anuales en financiamiento climático para países en desarrollo para 2035, tal como se acordó en la COP29 en Bakú. Los países desarrollados deben liderar movilizando 300 mil millones de dólares anuales, ofreciendo financiación asequible y predecible a la escala acordada. Todos los proveedores deben mostrar cómo contribuirán a cumplir los hitos de 300 mil millones y 1,3 billones.

Ya no es tiempo de negociación, es tiempo de implementación, implementación, implementación: con seguimiento independiente, desembolsos más rápidos y condiciones que reflejen la vulnerabilidad climática, incluyendo alivio de deuda. Y, sí: los países en desarrollo deben salir de Belém equipados con un paquete de justicia climática que brinde equidad, dignidad y oportunidades.

Eso significa un plan concreto para cerrar la brecha de financiamiento para la adaptación, asegurando que los países desarrollados cumplan su promesa de aportar 40 mil millones de dólares para adaptación antes de fin de este año, y ofreciendo confianza en que la financiación de adaptación asequible aumentará más allá de 2025 y llegará rápidamente a las comunidades en primera línea. También significa poner la justicia en el centro de la transición, con medidas concretas para apoyar a los países en desarrollo en ese camino, proteger a los trabajadores, fortalecer a las comunidades y crear nuevas oportunidades, con aportaciones significativas y acceso simplificado al Fondo para Pérdidas y Daños.

Una transición justa también significa que los pueblos indígenas lideren el camino. Su conocimiento y participación plena iluminan la ruta hacia un planeta habitable.

Pueden contar con las Naciones Unidas. A través de nuestra Climate Promise, más de 100 países en desarrollo recibieron apoyo para preparar sus nuevas NDC. He instruido al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo a ampliar esta arquitectura y trabajar en todo el sistema para apoyar la implementación en los países en desarrollo.

El desafío es enorme, pero las opciones son claras. Nadie puede negociar con la física, pero sí podemos elegir liderar o ser arrastrados a la ruina. Elijan hacer de Belém (COP30) el punto de inflexión. Defiendan la ciencia. Defiendan la justicia. Defiendan a las generaciones futuras. Muchas gracias.


* Crédito de foto principal: 6/11/2025 – Belém – Inauguración de la Sesión Plenaria General de la ONU. El Secretario General de la ONU, António Guterres, interviene en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 30. Foto: Antonio Scorza/COP30

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